El relativo éxito de las criptomonedas ha alentado la creación y el desarrollo de las CBDC. Por consiguiente, vale la pena repasar el contexto en el que surge la alternativa de las CBDC, sus pros y contras, sus similitudes y diferencias con las criptodivisas y el previsible recorrido de esta opción.
A continuación, te desgranamos estas relevantes cuestiones. Nos centraremos especialmente en la protección de datos personales. ¡Presta mucha atención!
Índice
¿Qué son las CBDC?
En primer lugar, hemos de señalar que CBDC son las siglas que corresponden a Central Bank Digital Currency. En castellano, se traduce como las monedas digitales del Banco Central.
Por consiguiente, se trata de un nuevo tipo de moneda virtual que está respaldada por un banco central concreto. Este banco puede ser una autoridad nacional o transnacional (por ejemplo, del ámbito comunitario).
¿Qué son las CBDC?
¿En qué contexto surgen las CBDC?
Son diferentes sucesos históricos los que explican el nacimiento de las CBDC, el cual todavía es bastante experimental. En primer lugar, hemos de señalar la radical relevancia de la pandemia mundial del coronavirus. Hay que tener en cuenta que las restricciones de la movilidad supusieron un incremento exponencial del uso del dinero electrónico. Se trataba de un medio de pago que ya llevaba décadas de fuerte desarrollo y recibió un significativo espaldarazo en esta coyuntura de crisis internacional.
Por otro lado, el auge de las criptomonedas, desde la creación en 2009 de Bitcoin, la más representativa, ha sido analizado con un gran interés por los diferentes bancos centrales. Básicamente, por el hecho de que estas instituciones lo han considerado como una competencia. Asimismo, se han percatado de que el funcionamiento de las criptodivisas posee una serie de ventajas que pueden resultar de alta utilidad en la programación de políticas financieras a gran escala.
Finalmente, no hemos de desdeñar la influencia de proyectos de stablecoins (monedas virtuales con equivalencias respecto a divisas fiat), como el considerado por el fundador de Facebook (ahora Meta), Mark Zuckerberg, que también han servido de inspiración a los bancos centrales a la hora de diseñar y lanzar las CBDC.
¿Cuál es la situación actual de las CBDC?
El contexto actual de estas monedas digitales es muy inicial. Ya existen en diversos países y otros las proyectan a corto y medio plazo. En cuanto a los Estados que ya han puesto en práctica este recurso, destacamos Jamaica y Bahamas, en el Caribe, mientras que en Nigeria las CBDC también han echado a andar.
Según Atlantic Council, en la actualidad son ya 81 Estados (equivalentes al 90 % del PIB internacional y al 76 % de la población) los que han llegado a plantearse utilizar una CBDC propia. El Fondo Monetario Internacional (FMI) apunta a que dos terceras partes de estos candidatos lo conseguirán antes de 2030. Ten en cuenta que en 2020 solo 35 países habían realizado estudios sobre la viabilidad de tener su CBDC.
China, con el yuan digital, sí ha sido capaz de implementar su proyecto piloto. Por su parte, el yen, el euro y la libra digital no han llegado aún a ser probados, aunque se trabaja sobre su viabilidad en los próximos años.
¿En qué se parecen y se diferencian las CBDC de las criptomonedas?
Los parecidos entre las CBDC y los criptoactivos tienen que ver, sobre todo, con la intención de generar unas divisas digitales que faciliten las transacciones en tiempo real y posibiliten abaratar y abarcar políticas financieras de gran escala que interesen a los bancos centrales.
Sin embargo, no existe todavía un modelo definido de CBDC, dado que cada una de ellas cuenta con un diseño distinto, el cual obedece a los fines para los que su banco central la ha creado. A grandes rasgos, sus diseños pueden oscilar entre el ya conocido dinero digital y la tecnología blockchain o de cadena de bloques, que es la que se utiliza para las criptomonedas.
El objetivo de la mayoría de estos proyectos es aproximarse a un modo de funcionamiento tan práctico, por su rapidez y escalabilidad, como el de las criptodivisas. No obstante, existe una diferencia radical entre estas dos monedas digitales. Nos referimos a que las CBDC están respaldadas por el banco central correspondiente, mientras que las criptomonedas dependen de una red descentralizada de computadoras que se encuentran interconectadas para automatizar los movimientos con estos criptoactivos.
La red de las criptodivisas es pública y depende del acuerdo entre pares. Por su parte, la de los CBDC es de acceso privado y está controlada por una autoridad bancaria.
¿En qué se parecen y se diferencian las CBDC de las criptomonedas?
¿Qué implicaciones tiene la creación de las CBDC para la protección de datos?
La desregulación institucional que caracteriza al mercado de las criptomonedas está relacionada con un cierto riesgo de fraude para los usuarios más inexpertos. Es un riesgo que se asume a cambio de determinadas ventajas, como la total privacidad de los movimientos realizados.
En las CBDC no existe este inconveniente de estafa, pero sí surgen problemas derivados de los datos personales que pueden desprenderse en las operaciones. Nos referimos a datos sensibles, que pueden proporcionar información acerca de características personales, económicas, de aficiones, etc.
Por consiguiente, los Estados deben plantearse un robustecimiento de la protección de datos personales en estas monedas virtuales. Sin ella, los derechos y las libertades individuales resultan vulnerables.
Si se producen brechas digitales relativas a estos datos, puede circular información que comprometa la seguridad y la libertad de los perjudicados. No solo por vulnerar su privacidad, sino también por la utilización para fines comerciales o de chantaje.
¿Qué beneficios pueden aportar las CBDC?
Por último, los Estados podrían beneficiarse de la tecnología blockchain en estas monedas digitales para optimizar sus sistemas de pagos. Por ejemplo, en la recaudación de impuestos. Asimismo, la implantación de los smart contracts posibilitaría automatizar abonos personalizados en función de diversas opciones. La política financiera, la persecución de las actividades delictivas y las transacciones transfronterizas también se beneficiarían de la puesta en circulación de estas monedas virtuales.
En definitiva, los CBDC tratan de copiar una parte del protocolo y de la criptografía de las criptomonedas para optimizar las operaciones financieras que supervisan los bancos centrales. Se trata, por otra parte, de un proyecto que todavía requiere un largo recorrido. Sus expectativas de desarrollo resultan halagüeñas.
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